Crítica realizada por Mailo
Tercera entrega de la Serie "Bahía de Chesapeake”.
Tras la muerte de su padre, Phillip, el tercero de los hijos adoptivos de los Quinn, no le queda más remedio que sacrificar parte de su apretada y cosmopolita vida de soltero por sus hermanos: Cam, Ethan y, en especial, Seth, un muchacho, como en su día lo fue él, castigado por el odio y la violencia. En el pequeño pueblo de St Chris, entre barcos, cangrejos y obligaciones familiares, Phillip descubrirá una vida nueva llena de pequeños placeres y a Sybill, una mujer misteriosa cuyo pasado y cuyos secretos tienen mucho que ver con los Quinn. Una mujer hermosa y fuerte pese a su aparente fragilidad, con la que Phillip se atreverá a soñar, a compartir y, tal vez, a amar para siempre.
Imagino que pocas lectoras habrán ya que no conozcan esta saga. De todos modos, adelantar para las que no hayan leído ninguna de estas novelas, que es la vida de los hijos adoptivos de los Quinn: en esta entrega la autora nos cuenta la historia de Phillip, el tercero de los hijos.
En esta novela podemos encontrar un poco de todo, es decir aventura, un buen final, algo de humor, fuertes personalidades, un protagonista encantador y una heroína con un pasado de secretos. Lo que a mí me gusta.
Phillip es ejecutivo. Un hombre serio, que vive para su trabajo, y al que le gusta rodearse de lo mejor, sean vinos o mujeres. Un sibarita en todo el sentido de la palabra, diría yo. Su pasado es turbio, al igual que el de sus otros hermanos, hasta que se encontró con los Quinn. Stella y su esposo, Ray, al adoptarlo, le arrancaron de una vida de delincuencia y le ofrecieron ser un hombre de provecho. Ha dejado atras, por tanto, una existencia de la que nada podía esperar y se ha convertido en un hombre decente.
La protagonista vive en Maryland, donde quiere llevar a cabo su investigación sobre cómo se vive en el medio rural. Es una mujer de fuertes convicciones, estudiosa y decidida, a la que fascina su trabajo. Una intelectual.
Pero Sybill en realidad, no está allí solamente para llevar a cabo sus estudios, sino para vigilar a la familia Quinn. Y aquí está la intriga de la novela.
Vuelve a hacer su aparición Seth, el último muchacho adoptado por Stella y Ray Quinn, y que, tal vez, es el más conflictivo de todos ellos. Y la protagonista tiene mucho que ver con ese muchacho, pero mucho. Porque es familia de Seth y piensa que debería estar con ella. Sybill ha creído siempre en lo que su hermana le contó, pero sus creencias flaquean al conocer a esa familia que adoptó a Seth, sobre todo al conocer a Phillip.
La historia me ha parecido muy buena, porque aquí se conjuga el romanticismo con ese sentimiento de culpabilidad de la protagonista, que duda entre seguir los dictados de su corazón o creer a su hermana Gloria. Tomar partido por uno u otro bando cuando están en juego los sentimientos es bastante complicado, pero Nora Roberts nos lo describe de forma magistral haciéndonos ver que no hay otro camino.
Una de las cosas que me gustan de las novelas de esta autora es lo bien que describe los sentimientos de sus personajes, haciéndolos cercanos y reales. Si a eso le ponemos el toque de pimienta que tienen sus romances, nada novelescos, nos encontramos con una historia que llega al lector y que le hace disfrutar.
Tiene escenas francamente humorísticas que te hacen pasar buenos ratos.
Hay que destacar la manera de la autora al mostrarnos el personaje de Seth, un muchacha resabiado, taciturno, a veces furioso, que poco a poco se va dando cuenta de que ha tenido una suerte inmensa al ser adoptado por Stella y Ray. Crece durante la novela, me ha parecido fascinante su evolución. De ser un chico desconfiado, se convierte en otro distinto, de inseguro se hace seguro.
Creo sinceramente que toda la serie merece ser leída, pero en especial la historia de Pihillip y Sybill me ha gustado, tal vez, más que ninguna de las otras.
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