Crítica realizada por Kkekka
Serie Virgin River, libro 17
A veces, el amor se esconde a plena vista.
Tras convertirse en testigo involuntario de un crimen violento, Conner Danson se vio obligado a abandonar Sacramento y ocultarse hasta que concluyera el juicio. Fue así como, resentido y con el corazón destrozado, llegó al pueblecito de montaña de Virgin River.
Leslie Petruso tampoco quería abandonar su pueblo natal, pero no podía soportar ni un momento más que su exmarido fuera contando a los cuatro vientos que su nueva esposa y su inminente paternidad eran lo mejor que le había pasado nunca. Virgin River tal vez no fuera su hogar, pero al menos allí nadie la conocía.
Ni Conner ni Leslie buscaban embarcarse en una nueva relación de pareja, hasta que se conocieron. No podían negar que tenían mucho en común. Entre otras cosas, un corazón roto. Y en Virgin River nadie podía escapar mucho tiempo al influjo de la vida y del amor.
Siempre que leo una novela de esta serie siento como si volviera a un lugar conocido en el que me siento tremendamente a gusto. La autora ha sabido crear en cada uno de los libros un ambiente que actúa como hilo conductor y que hace que la serie no canse.
El hecho de que sean historias independientes, con protagonistas nuevos, desconocidos en la mayoría de las ocasiones, pero que a su vez sigamos sabiendo cosas de esos otros a los que ya teníamos cariño de antes hace que todo sea muy especial.
Aquí tenemos a dos personas que por diferentes circunstancias buscan refugio en este pueblecito idílico. Leslie ha sufrido un golpe sentimental y huye de un exmarido que pese a haber rehecho su vida parece dispuesto a no dejarla en paz. Danson es testigo protegido de un crimen y ha de desprenderse de todo lo que tenga que ver con su vida anterior.
Ninguno de los dos tiene pensado empezar ninguna relación, pero cuando se ven algo se activa y poco a poco va surgiendo. Además ya sabemos que en Virgin River hay algo que hace que el amor brote sin querer.
Claro que tendrán que sortear alguna que otra dificultad, en esto es predecible, pero el encanto del libro es la manera de narrar de Robyn Carr. No cansa pese la cantidad de libros con los que cuenta ya la serie. Los personajes son creíbles y cercanos, aunque es cierto que tienen cosas un tanto "ideales", no chocan al lector y puede identificarse bien con ellos.
Leslie me gusta, me cae bien, aunque yo habría sido menos paciente con el exmarido (claro que entonces no sería publicable, jeje). Danson es un hombre de principios, preocupado por la familia que ha dejado en el lugar donde vivía antes y que entra en una relación que le sorprende. Me gusta su contención pese a lo "explosivo" que puede ser a veces.
Me gusta especialmente los diálogos que escribe, no se ven forzados, ni irreales. No encontramos ni frases cursis que hacen sonrojar, ni apodos extraños. En los momentos en los que puede haber cierta tensión están bien escritos con gran naturalidad. Esto para mi siempre ha sido uno de los grandes puntos a favor de Robyn Carr junto con la manera de construir personajes y cómo los secundarios entran y salen con gran facilidad y de manera natural. Todo es de un gran realismo y resulta encantador.
Como siempre, es un placer leer un libro de esta serie.
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