Sally MacKenzie - Nunca es tarde si la dicha es buena

Valoración:

Crítica realizada por Merche

Precuela de la serie Loves Bridge

Hace ya veinte años desde que lord William Wattles posó por primera vez sus ojos en Annabelle Frost. Sin embargo, sus rasgos permanecen fielmente en su memoria: su belleza etérea, su inteligencia aguda, lo moderno de su actitud ante el amor... y su sensualidad. Pero Belle fue señalada por resultar «ligera de cascos», lo que no dejó a su padre otra opción que enviarla lejos para no mancillar la reputación de la familia. Ahora se ha instalado en la casa para solteronas de Loves Bridge, un lugar donde una mujer soltera puede vivir en paz y, más concretamente en el caso de Belle, mantenerse a sí misma trabajando como bibliotecaria.

¿Acaso la hermosa y apasionada dama ha acabado por renegar del matrimonio? William no puede entender cómo una mujer como la que conoció un día acabe así. Cuando el destino le lleva a Loves Bridge, aquel amor que tanto añoraba vuelve a sus brazos. ¿Valdrá la pena dar rienda suelta a su inquebrantable deseo a pesar del terrible escándalo que les señalará? Desde luego.

Empezaré diciendo que de esta novela se podría haber sacado más, pero a pesar de todo me ha resultado bastante entretenida.

Lo que no me ha gustado nada de nada es el título, la verdad. Es cierto que va bien con la historia, jeje, pero a mí no me parece que llame la atención ni enganche... De todas formas, esto no es nada más que una opinión.

Esta es una novela de época y nos cuenta la historia típica de una mujer de pensamiento avanzado para su tiempo, a quien la sociedad no ve con demasiados buenos ojos por eso de que, por aquel entonces, sacar los pies del tiesto estaba mal visto.

Annabelle, sin embargo, no es una "solterona" por mucho que se haya recluido en ese lugar casi apartado del mundo. Y por mucho que tenga una edad demasiado avanzada para una clásica novela romántica, en que las damiselas suelen estar entre los dieciocho y los veinticuatro más o menos. Ni mucho menos me ha parecido una solterona típica. El personaje está bien ideado y me ha gustado mucho (es que a mí todas esas mujeres protagonistas de novelas que sacaban los pies de las macetas para hacerse notar como personas, me fascinan). Que su padre sea un vicario puede que ya esté muy manido en este tipo de relatos, pero aquí va muy bien para dar a conocer la personalidad de Annabelle.

William se enamoró de ella y tras los años, sigue enamorado. Cree que sabe casi todo de Annabelle, pero no es así puesto que ella guarda un secreto de su antigua relación con él... que nunca le ha contado. Ahí es donde demuestra que, por mucho que tenga una mente adelantada, primaban los inconvenientes. Y veinte años son muchos para guardar un secreto de tanta importancia.

William es casi de la misma edad que Annabella. Ah, que no lo he dicho, ella tiene treinta y siete. Es un aristócrata, pero el tercer hijo, por lo que ingresó en el ejército. Se ha casado con una mujer que no es su media naranja, a la que le gusta demasiado acudir a festejos y de compras, sin cabeza ni talento suficiente para llenarle.

Cuando se vuelve a encontrar con Annabelle...

El argumento da vueltas porque hay que solucionar la separación de los protagonistas, el hecho de que William esté casado con una mujer con cierto problema, etc., etc.

También entre sus páginas encontramos algún golpe de humor.

Es una novela muy cortita por lo que contar algo más es destripar el libro.

Una historia de segundas oportunidades, entretenida y, como ya he dicho, de la que se podría haber sacado una historia más larga, porque creo que tiene argumento suficiente.

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