Crítica realizada por *Sheyla*
Libro VII de la serie Pequeñas mentirosas
Ser una pequeña mentirosa trae muchos problemas ya que solo tu acechador sabe que dices la verdad. En un primer momento, Emily, Aria, Hanna y Spencer afirmaron haber encontrado un cadáver en el bosque que hay detrás de la casa de los Hastings, pero se esfumo sin dejar rastro. Después, cuando ese mismo bosque ardió por completo en un incendio, juraron haber visto resurgir de sus cenizas a alguien que supuestamente había muerto. A pesar de todo, estas pequeñas mentirosas siguen jugando con fuego. Quizás os parezca un poco cruel por mi parte, pero ya va siendo hora de que alguien les cierre el pico a estas chicas.
Una vez más, y sin defraudar, la autora consigue enganchar a esta devota lectora con otra novela más. Desde luego esta autora es única y una historia que en un principio parecía que no podía dar mucho de sí está consiguiendo enredar y prolongarse sin ningún tipo de dificultad, mejorando con cada libro, madurando la historia y volviendo algo locas a las pobres protagonistas.
En esta novela la autora se centra más en desarrollar el misterio de lo que las “pequeñas mentirosas” creen haber visto en la anterior novela que en sus vidas en Rosewood como nos tiene acostumbrados; se podría decir que se ha centrado más en la parte detectivesca que en los romances y problemas adolescentes de estas cuatro protagonistas. Se echa algo de menos el romance de las cuatro chicas en esta novela aunque no por ello consigue que el libro sea menos entretenido o que su calidad haya bajado, más bien consigue lo contrario. La historia ha madurado hasta un punto en el que más que una historia de acoso por venganza es una historia más bien psicológica. Y esta parte es mucho más complicada. Mientras lees no sabes que pensar: ¿Estará esa persona involucrada en todo el asunto de la muerte de Alison? ¿Ayuda a “A” ha que esta pobre chica sufra? ¿Sera esta persona A?
Ya no es el juego psicológico que A está logrando con las protagonistas, si no con la propia lectora. No solo está jugando con las protagonista si no con el lector también. No sabes que pensar porque cuando parece que todo está resuelto, que realmente esa persona es la asesina, que esa persona es A, resulta que no y se enreda la historia de una manera que hasta secretos familiares de todas sus protagonistas salen a la luz. A consigue lo que quiere con cada una de ellas de una manera inimaginable. Y cuando todo parece que no puede ir a peor, va a peor.
Y una vez más, la autora se las ingenia para dejar la historia a medias, consigue que el lector se indigne por dejar así la historia, con ganas de más, para seguir jugando con las cuatro protagonistas, y por supuesto, con el lector.
Realmente me ha encantado, se echa un poco de menos los enredos sentimentales en esta novela, y también me he dado cuenta de que A envía menos mensajes en esta novela. La autora se centra más en desarrollar una sola acción manipulada por A que crear más engaños. La autora ha probado algo nuevo dando en el centro de la diana.
En resumen: Otra novela estupenda de esta serie diferente y única en su especie. No aburre, se lee en un suspiro (influye la trama y sus 300 páginas) con historia que parece no tener final y que se agradece. Por una parte estas deseando que se desvele realmente todo, pero por otra quieres que A siga jugando y no porque Aria, Spencer, Hanna y Emily se lo merezcan (las pobres no sé cómo pueden aguantar todo, la verdad) si no porque la autora lo hace todo tan bien, se disfruta tanto de la lectura que no quieres que se resuelva.
Lo recomiendo a TODO el mundo. La serie está muy bien, pero los libros están mucho mejor.
Mi valoración es de 8 sobre 10
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