Crítica realizada por Mailo
Libro 2 de la Serie Louisiana
Beth Ridgeway era una belleza rubia con ojos color violeta. Era el tipo de mujer capaz de encender el deseo de los hombres. Sin embargo Nathan, su marido, apenas la miraba... Rafael Santana era moreno, hermoso y arrogante, hijo de una rica familia de Texas. Había sido secuestrado por los indios Comanches y educado como guerrero. Hasta ahora sus modales de señor no podían disimular la salvaje fuerza que se ocultaba tras la nobleza de su cuna. Beth estaba convencida que él era cruel e insensible, un hombre acostumbrado a usar a las mujeres y a abandonarlas tan pronto se saciaba. Rafael pensaba que ella era una mujer como tantas, coqueta e infiel, dispuesta a vanagloriarse por haber sabido romper tantos corazones masculinos. Sin embargo, algo mágico les sucedió a ambos, cuando se encontraron por primera vez en ese deslumbrante baile en Nueva Orleáns. Algo que sus corazones no pudieron negar. Algo que no podía verse disminuido por el paso de los años ni por la violencia de los enfrentamientos. Porque por primera vez, ambos, Beth y Rafael habían despertado al esplendor de la pasión y del amor.
Para mí, esta autora describe como pocas la Nueva Orleáns de tiempos pasados. Bueno, lo cierto es que me gusta todo lo que describe porque te mete dentro, parece que estás allí, y esto es algo importante a la hora de leer una novela, situarse en el entorno en el que se produce la historia.
Los personajes de esta novela me han gustado bastante. Ella, Beth, que aparentemente puede parecer una muchacha frívola, no lo es ni de lejos. Se ha casado con Nathan Ridgeway pensando que puede conseguir un matrimonio feliz, pero se lleva una desilusión tremenda. Nathan prefiere a los hombres y a ella la quiere, pero como a una hermana y no como a una verdadera esposa.
Beth es una mujer fuerte, quiere a Nathan y entiende qué es lo que le pasa. Le quiere, simplemente. Es posible que no sea un amor voraz, apasionado, pero es lo suficientemente sensible como para que ella acceda a llevar un matrimonio sin sexo, aparentando ante los demás.
El personaje de Nathan se no hace agradable. Cierto que le da un palo terrible a la protagonista, pero él no puede remediar ciertas cosas y, en esa época, no puede ir gritando en alto que no le agradan las mujeres en la cama. Es un personaje que sufre por lo Beth, que la quiere muchísimo, y que no sabe cómo llevar su vida matrimonial, aunque por fortuna, ella le ayuda.
Rafael Santana. Alto, moreno como un demonio, guapo, arrogante, viril. Hijo de una acaudalada familia de Texas. Lo tiene todo, aparentemente, pero también es un personaje con un trasfondo importante, con un pasado penoso, que ha sufrido. De pequeño, fue secuestrado por los comanches y ha sido educado como un guerrero más.
Rafael no tiene buen concepto de las mujeres y cree que Beth es una de tantas, una rompe corazones, una frívola que se ríe de los hombres. Pero la pasión se despierta en él, su belleza lo hechiza, y acaba por seducirla aunque sabe que está casada.
En esta novela nos encontramos con tres protagonistas intensos. Por un lado Beth, que se debate entre su compromiso con su esposo y la pasión que Rafael despierta en ella. Por otro lado Nathan, que desea liberar a su esposa de la carga, pero que tiene miedo al qué dirá el mundo que lo rodea. Por último Rafael, que desea a una mujer que está casada, que sabe que no puede ser suya, pero que arriesga todo con tal de poseerla.
Todo esto, en el marco incomparable de Nueva Orleáns y después en el estado de Texas.
Si además contamos con la información adicional que nos regala la autora sobre la vida y costumbres de los comanches, estamos ante una obra muy completa y que tiene de todo: amor, pasión, dudas, conflictos, aventura y riesgo. No se puede pedir más.
Es un libro típico de la autora y con las caracterísiticas propias de la época en la que se escribió.
A mí me gustó mucho.
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