Simone Elkeles - La ley de la atracción

Crítica realizada por Anasy

Continuación de Química perfecta.

Carlos se niega a aceptar la vida que su hermano mayor, Alex, le ha organizado. Prefiere seguir viviendo al límite y forjarse su propio camino como hizo Alex. Pero Alex lo arregla todo para que Carlos se vaya a vivir con un antiguo profesor y su familia, y evite así la cárcel.

Todo se complica cuando Carlos conoce a Kiara, la hija del profesor, tan diferente a las chicas por las que suele sentirse atraído...

La segunda parte de Química Perfecta nos cuenta la historia de Carlos, otro de los hermanos Fuentes que ya nos mostraba su lado rebelde en el primer libro.

La historia transcurre dos años después de la de Alex cuando Carlos regresa a USA obligado por su madre en un intento de enderezarlo.

Para eso lo manda a vivir con Alex que asiste a la universidad en Chicago junto con Brittany. Pero Carlos no está dispuesto a cooperar ni a recibir órdenes de su hermano, hasta que un lío lo mete en problemas y termina bajo la custodia de la familia Westford.

Carlos es un rebelde, en México se metía en constantes problemas, y a pesar de haber visto lo que le pasó a su padre y todo lo que tuvo que pasar su hermano por culpa de las malas compañías, es miembro de una banda. Al llegar a USA se muestra extremadamente insultante y rebelde. Se mete con todo el que se cruza por su camino y eso incluye a Kiara Westford incluso antes de irse a vivir a su casa.

Kiara es una chica tímida con problemas de tartamudez, es inteligente, ingeniosa muy atlética y aunque tiene muy buen corazón y está siempre dispuesta a ayudar a los demás, también tiene su genio y no duda en usarlo cuando debe.

Carlos casi sin quererlo se ve metido en problemas de drogas y bandas, lo que complica bastante su vida en Chicago. Tan poco ayuda que no pueda sacarse de la cabeza a Kiara, la atracción que los dos sienten el uno por el otro es un problema para Carlos que no cree merecerse una vida como la que tienen Kiara y su familia.

En un principio el personaje de Carlos se me hizo insoportable. No se parece a su hermano que era un brabucón disfrazado, él es desagradable, desagradecido y no le importa hacer daño a la gente. Se porta fatal con su hermano y con Brittany. Sin embargo poco a poco el chico va haciéndose simpático, no es que cambie de actitud ni su personalidad de ciento ochenta grados, pero al terminar viviendo con la familia Wetford, una familia que es acogedora y comprensiva, que no lo miran por encima del hombro y que sobre todo confían en él, Carlos empieza a pensar que puede haber algo más en la vida que ser un trapichero vándalo destinado al fracaso.

Me ha gustado más este libro que el primero, se lee más rápido, es más ameno y la historia engancha. Tiene sus buenos toques de humor, sobre todo gracias al hermano de Kiara de seis años, y al mejor amigo de esta, un gay que no tiene problemas en hacerle frente al matón de Carlos riéndose en su cara. Puede que la lectura sea más ligera y las cosas sucedan más rápidas que en el anterior, pero a mi me ha gustado más.

Una buena serie juvenil que no es la típica saga adolescente que últimamente no paran de salir y que parecen todas una copia de otras.

Mi valoración: Muy bueno