Susan Andersen - Sin normas

Crítica realizada por LILIAN

"El agente Jason de Sanges, un hombre alto y moreno, despertaba todo tipo de fantasías en Poppy Calloway. Sin embargo, todas sus fantasías se fueron al traste cuando ella sugirió que los tres adolescentes grafiteros a los que habían atrapado manchando las paredes de un barrio de Seattle prestaran un servicio a la comunidad. El agente se negó diciendo que lo único que él quería era verlos pagar por lo que habían hecho.

Debido a que los hombres de su familia habían estado entrando y saliendo continuamente de prisión, Jason había crecido en hogares de acogida. Sabía lo que le pasaba a uno cuando cruzaba la frontera de la ley. Y también podía imaginar lo que le ocurriría si no era capaz de controlar su deseo por la sexy e irresistible Poppy, una mujer que le desafiaba en todos los sentidos..."

Jane, Ava y Poppy se conocen desde niñas. Tienen un objetivo común, poner de punta en blanco la mansión Wolcott para después venderla al mejor postor. Están muy integradas en el barrio y Poppy forma parte de la asociación de comerciantes. Cuando unos grafiteros estropean la pared de una de las tiendas y les cogen con las manos en la masa, entra en acción Jason de Sanges, el duro policía.

Jase, no ha tenido una infancia fácil. Sólo la ayuda de Murphy, un viejo policía, evitó que acabara en la cárcel cómo su padre y su hermano. Gracias a su mentor, logró enderezar su vida pero ha olvidado que, a veces, se ganan más moscas con miel que con hiel. Está decidido a que los adolescentes que pintaron la pared, paguen su deuda en un centro de menores. Poppy, sale en su defensa y consigue que acudan a un programa para jóvenes difíciles. Bajo la supervisión de Jason, Poppy intentará reformarles a través del arte. A medida que transcurren los días, la relación entre Jase y Poppy va dulcificándose y acercan posturas.

El atraco a una joyería da al traste con la tranquilidad. Una de las grafiteras se convierte por casualidad, en testigo del robo y los malos empiezan a perseguirla. Hay que dejar de lado el orgullo y aúnar fuerzas...

Susan Andersen, ha escrito una de esas novelas que no dejan indiferente a nadie. O te gustan mucho o no te gustan nada. Yo desde luego, no voy a echar de menos haberla terminado. Quizás sea porque no me suelen gustar las novelas de policías y siempre las encuentro algún defecto. La relación entre Jason y Poppy me ha parecido predecible y blandita. A pesar de sentir una atracción casi instantánea no parecen bailar el mismo baile. Eso sí, las escenas hot no están mal (cuando no les interrumpen). Creo que la autora tenía que haberse olvidado un poco de tanto adolescente con problemas y desarrollar más la infancia de Jase o la relación casi fraternal entre Jane, Ava y Poppy. También me hubiera gustado que el personaje de Murphy y el de Joe (el hermano de Jason) tuviera más profundidad.

Lo mejor es la relación de amistad entre las tres amigas. Forman una Hermandad con su gabinete de crisis incluido. Cada sinsabor que se lleva Poppy con Jase, se convoca y ahí están sus amigas con sus consejos al rescate. Es típico pero reconfortante.

Mi puntuación es 1/5