ARTÍCULO 27 ― LA ACCIÓN
En los artículos anteriores hablamos de descripción y de diálogo, sin embargo, la tríada de los elementos narrativos no estará completa hasta que no incluyamos uno más, quizá el más importante y que, a pesar de ello, suele pasar desapercibido: la acción o narración.
La acción en una novela, como su propio nombre indica, equivale a los actos, las cosas que suceden, los conflictos, los acontecimientos. Acción implica que algo cambia, que se transforma, y justamente eso es lo que permite que la trama y la historia avancen y mantengan expectante al lector.
Por influencia del cine, suele considerarse que la acción se corresponde con agitación, con un movimiento sin pausa. Es decir, que pasen muchas cosas de forma rápida y continua. Aunque es cierto que la acción ha de ser permanente en toda trama, debemos distinguir entre acciones mayores, que marcan puntos de inflexión y dan forma al hilo conductor, y acciones menores, que actúan como tránsito entre las primeras.
En narrativa romántica, además, vamos a ver con frecuencia que la acción va ligada a la reflexión, al sentimiento, al recuerdo… actos que parecen la antítesis de lo que comúnmente se considera acción. Son las reflexiones y sentimientos acerca de ciertos hechos o personajes los que desencadenan a su vez otras acciones.
Y esto que acabamos de mencionar es clave:
Pero, además, hay otras tres cuestiones que debemos tener en cuenta:
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Comentarios (1)
Malory
Gracias por el artículo, como siempre estupendo y muy esclarecedor.
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