Día de lanzamiento. Ansiedad en modo «al borde de un ataque de nervios nivel rojo feroz». Amigas (y compañeras) que comparten tu publicación, lectoras (y amigas) que aseguran que te van a leer (y tú quieres pensar que incluso te van a comprar). Lo que se dice un día de estreno. El punto final a muchos meses de trabajo y espera.
Sabes que has puesto lo mejor de tu parte y que le has dedicado a tu criatura una cantidad de horas que es mejor que no te pongas a sumar. La editorial, o el mismo autor si se trata de autopublicación, también ha hecho un esfuerzo (y ha sido realista) y el ebook sale a un precio más que asequible, digamos dos, tres euros, pocas veces más de cinco. Estás feliz y no piensas en el dinero, porque ya se sabe que el dinero es vulgar y las autoras (y autores) vivimos del amor al arte (y de currar cada día de ocho a tres si se trata de jornada intensiva o de nueve a dos y de cinco a ocho si el horario es de comercio). Cuando en esto llega alguien que se supone que te quiere, te aprecia y te desea lo mejor y te baja de la nube diciéndote aquello de:
—¿Y por qué tan barato? Si no valoras tu trabajo, no esperes que lo hagan los demás.
Y tu entusiasmo se desinfla hasta alcanzar más o menos la misma altura que el barro.
No es lo normal. Lo normal es que la gente piense que dos o tres euros no es dinero y se anime a picar, incluso aunque tenga decenas de lecturas acumuladas en los lectores. Y esa es la idea, que resulta más rentable y se llega a más público vendiendo mucho y barato que poco y caro. Es decir, en teoría se puede ganar más vendiendo a precios bajos que altos, a no ser que seas una de las pocas privilegiadas que consigue vender incluso a diez euros.
El caso es que la frase es de las que escuecen, y ya sabéis que yo vengo aquí sobre todo a quejarme que también es muy barato y muy gratificante. Porque veréis, yo valoro mucho mi trabajo y sé tan bien como cualquiera la cantidad de esfuerzo que lleva detrás una novela de doscientas e incluso de solo cien páginas, el tiempo robado a la familia o a estar tranquilamente tirada en el sofá, las horas escatimadas al sueño. Pero también hay algo que es cierto, lo hago ante todo por lo mucho que me gusta. Cuando escribo no pienso en lo que ganaré, ni en si alguien querrá pagar por leerme, escribo más que nada porque me encanta hacerlo. Y lo cuidaría igual si colgase mi novela gratis. Porque respeto y valoro lo que hago. Para mí el precio es independiente de la calidad. Siempre voy a procurar hacerlo lo mejor posible. Eso sí, dentro de mis posibilidades, que ya me gustaría a mí que no fuese así, pero son limitadas.
Y hay algo más a tener en cuenta. Existe una parte de trabajo externo a la propia escritura. Queremos (yo al menos lo quiero y me consta que muchas de vosotras también lo queréis, véase el artículo de Irdala) portadas bonitas, originales y que se correspondan con la historia, queremos una revisión correcta y traducciones que no hagan que deseemos arrancarnos los ojos y tirarnos de los pelos, queremos historias que nos aporten algo más y no parezcan fotocopiadas unas de otras. Queremos muchas cosas y estamos en nuestro derecho, y por eso os juro que a veces no entiendo lo que veo. Porque con demasiada frecuencia me encuentro con novelas a veinte euros con la misma imagen de portada que he visto mil veces, y autoras reconocidas que venden por miles de ejemplares con traducciones horrendas, auténticos éxitos de ventas con erratas desde la primera a la última página.
Y luego voy yo con mi recién estrenado retoño y porque cuesta menos de tres euros mi familia, mis amigos y muchas lectoras piensan que es una novela barata. ¿Y sabéis lo que os digo? Que no, no y no. Mi novela costará barata, pero no es barata. Porque para mí, barata es una historia que descuida su contenido y su presentación, su lenguaje o su trama. Y por desgracia eso te lo encuentras incluso aunque hayas tenido el valor de pagar doce euros por un ebook o veintidós por una novela en papel, y no, luego no te devuelven el dinero.
Y aunque me guste tanto hacerlo, como no es plan que me dedique solo a quejarme, también quería preguntaros a vosotras y que nos sinceremos entre todas. Decidme la verdad, ¿asociáis precios bajos a baja calidad? ¿Estaríais dispuestas a pagar más a cambio de mejores portadas y revisiones más esmeradas? ¿Os influye mucho una diferencia de uno o dos euros a la hora de decidiros por una u otra novela? ¿Sois más permisivas cuando no habéis pagado nada por ella? Porque os la ha pasado una amiga, vamos a suponer, porque quien se la descarga pirateada y por la cara no me explico cómo además tiene el valor de criticar que la portada era fea o la corrección no estaba perfecta.
No sé qué pensáis vosotras, pero creo que a la inmensa mayoría lo que más nos importa es el contenido. Y soy la primera a la que le gustaría que los precios fuesen más justos y estuviesen más relacionados con lo que nos vamos a encontrar en el interior. Pero mientras eso ocurre, quería patalear un poco y dejarle bien clarito a mi cuñada que el valor tiene muy poco que ver con el precio.
Por eso mismo yo no quiero sus cupcakes ni regalados...
Artículo realizado por Escritora X.
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Comentarios (16)
Noemí Pérez
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Katon
Es lógico que una autora novel, o intentando hacerse un huevo en este ámbito tan complicado, venda sus libros a un precio bajo y bastante razonable. Una persona se arriesga a comprar un libro de una autora que no conoce si vale pocos euros, a ver qué tal resulta, pero poca gente se gastará 10€, por poner un ejemplo, de una autora que no ha leído antes.
Lo de las portadas de las novelas creo que da para un artículo enterito, igual que las traducciones y ediciones, tan lamentables en algunos casos.
Ahora, si al tener un precio bajo se sobrentiende que la calidad es inferior. Yo no lo creo así, porque lo que importa es la dedicación de la autora, el trabajo, el esfuerzo y el cariño que lleva detrás una novela. Ahora bien, he leído novelas buenísimas a precios bajos y otras para tirarse de los pelos bastante más caras, así que yo, ya, no me dejo guiar solo por el precio
Resumiendo, escritora X, que mucha paciencia con esa cuñada que te ha tocado en suerte y sigue publicando novelas cuando tú creas que están listas para que las lean terceros.
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X, escritora digital
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Sandrayruth
No, ahora en serio... Precios, algo que yo me pregunto tantas veces al día y no entiendo todavía. Lo primero: para mí no es sinónimo, novela barata - novela mala. Creo que hay libros de 20€ mucho más "malos" (es decir, portadas horrorosas, tramas que no contienen más que sexo, mala ortografía, etc) que novelas de 0.99€.
No miro el precio de una novela (bueno sí lo miro, la verdad, sobre todo en ebook), normalmente miro primero la sinopsis, si tiene muchos comentarios, si esos comentarios son buenos o malos (aunque esto no lo miro demasiado), más que nada, me fío de mi instinto... Pero tengo que reconocer que en ebook mi precio tope es de 3€ y no pago más. Puede ser que me esté perdiendo auténticas bellezas, pero lo siento, si fuera en bolsillo no lo dudaría, pero en ebook mi tope está en 3€, y jamás se me ocurriría decir que una novela, por ser barata, es mala, nunca ha entrado en mi pensamiento. Pero vamos, resumiendo, los precios están caros, he llegado a encontrar ebooks por 7.99 y el mismo libro en bolsillo a 4.99, ojiplática me he quedado más de una vez...
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X, escritora digital
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yosoy
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X, escritora digital
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Rocío C. Pérez
Yo no asocio precios bajos a baja calidad, en cuanto a libros se trata. Pienso que si los precios fluctúan es debido a varios factores como son: el costo editor, o si es un ebook, o si se quiere dar mayor accesibilidad a la obra, etc. Si un libro es más caro no es garantía de que
nos encontraremos frente a una excelente obra.
A la hora de decidirme por una u otra novela no me dejo influir por el precio sino por la sinopsis o las críticas.
Por mi parte, sí estaría dispuesta a pagar más a cambio de mejores portadas y revisiones más esmeradas.
Y si no he pagado nada por la ella, igual doy mi punto de vista.
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X, escritora digital
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kkekka
Normalmente me suele echar para atrás otro tipo de cosas.
Las novelas de la selección del rincón son buenas y tienen un precio ajustado y hay otras de escritoras de nombre internacional que no son caras.
Algunas personas deberían quitarse ciertos prejuicios absurdos.
Otro tema es, que porque una novela sea barata no se cuide la redacción o la presentación de la misma. Aunque sinceramente, me estoy encontrando con cada cosa en libros de 17 euros que espanta.
Besis
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X, escritora digital
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Archiduquesa
Corroboro el pensamiento de que la calidad y el precio pueden ser inversamente proporcionales, y lo he vivido este verano con la selección de ebooks de RNR, donde he encontrado verdaderas joyas a precios muy muy asequibles. La verdad es que para darse a conocer es un buenísimo cebo.
Una pregunta que hago debido a mi ignorancia, ¿qué parte proporcional se lleva una autora de un libro o ebook? Porque a mi me da la sensación de que son el último mono en la cadena de engranaje que supone la publicación de un libro...
Dar mil gracias a las autoras que nos hacen verdaderos regalos con sus novelas, y darles ánimos para salir adelante en la jungla editorial.
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X, escritora digital
Pensad también que al precio de los libros hay que descontarles el IVA, con los que os aseguro que cuando se vende a los precios que se están vendiendo, y a no ser que consigas un auténtico éxito, las cantidades percibidas son más simbólicas que otra cosa. Y tampoco es que las editoriales hagan grandes negocios con la publicación digital (con el papel no sé, es aún más difícil de saber teniendo en cuenta el tiempo de devolución de los libros, los stocks de las distribuidoras…), por eso también se comprende que se tienda a reducir los costes al mínimo posible. Y por eso digo yo que podemos ser más permisivos con los pequeños fallos de las publicaciones de bajo coste, con los pequeños, que con los grandes de ninguna manera, sean caros o baratos o incluso gratis ;)
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Bona Caballero
Tengo la impresión de que tu cuñada no acaba de entender bien cómo funciona este mercado. Si la lectora de romántica puede leer fácilmente entre 5-10 libros al mes, es evidente que no le puedes clavar 10 € por libro.
Estadística oficial de RWA: 6 $ es lo que se considera un “precio justo” para los libros en digital.
Un libro de 0,99 € sí que voy a pensar que es de baja calidad, pero por encima de eso, puede ser una oferta interesante. Una vez le oí a una escritora (USA) decir que había pasado de publicación tradicional a autopublicación porque –a ver si lo recuerdo bien- los lectores dispuestos a pagar 7.99 $ por sus obras ya los tenía, que ahora estaba buscando a los que no pagan más de 3.99 $. Cuando más caros vendas los libros, menos lectores nuevos te van a descubrir.
Una mala portada puede hacer que la gente no esté dispuesta a pagar nada por esa novela, que tiene tan mala imagen. Como música en casete de una gasolinera frente a un CD en una tienda de discos.
No es el precio lo que me hace decidirme por una u otra novela. Primero decido qué novela quiero leer y luego miro el precio de los distintos formatos, para escoger –normalmente- el más barato: Inglés/español, papel/digital, nueva/segunda mano… En digital, todo lo que esté entre 2-5 € es aceptable. Pero... he llegado a pagar más de 10 libras en Londres por novelas en papel de Meljean Brook o de Georgette Heyer, porque sé que serán lecturas reposadas, intensas, para leer y releer, no algo de usar y tirar. Autoras de libros muy currados. Lo que no sé es si con esta opción, a día de hoy, se puede vivir de esto. Tengo la impresión que se ganan mejor la vida quienes escriben más libros menos currados y sacando 2-3 al año.
En fin, fuera de estos casos excepcionales, suelo comprar digital y a ese precio más o menos, 4-5 €.
Me parece que, cuanto más has pagado por algo, más te esfuerzas en que te guste, por no quedar como un tonto ante ti mismo por haber escogido mal. Si no he pagado nada por el libro, corro el riesgo de implicarme menos en la historia.
En inglés hay un mercado de segunda mano en papel mucho más vivo que aquí, y con eso también tienen que competir los libros en digital. Pongo un ejemplo. Para mi blog, he tenido que leer varios de Julia Quinn (autora que me gusta más bien poco) y que he conseguido por 0,01 € + 2,99 € gastos de envío, o sea 3 €, mientras que aquí, traducidos y en papel, no bajan de 12-13 €.
Vale, lo próximo de Nora Roberts te sale a 10,99 € kindle preventa, pero cualquiera de Susan Elizabeth Phillips traducida está en torno a 4,72 €, lo último en contemporánea de Nalini Singh está a 2,49 €, y de Loretta Chase, traducida, lo mismo te encuentras “Abandonada a tus caricias” a 2,84 € que “El encanto de un bribón” a 5,69 €. Y ese es el mercado en el que tiene que competir una autora española, con el de las autoras de la lista media (mid-list) y la backlist de autoras consagradas.
Todo esto digo yo que las editoriales españolas de romántica lo tendrán más que mirado y analizado, que son profesionales del ramo. Yo esto es lo que supongo a partir de lo que voy leyendo por ahí.
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X, escritora digital
Sobre lo de ganarse la vida con esto, sinceramente creo que son contadas las autoras de romántica que en este país pueden vivir solo de publicar, y de publicar un único libro al año creo que ninguna. Quizá también es una consecuencia del mismo éxito, aprovechar el tirón lleva a publicar con más rapidez, lo que a su vez puede perjudicar la calidad…
Por otro lado también sé de quien escribe novelas fantásticas en tres meses, pero es cierto que a veces leo y me quedo con la sensación de que a una u otra historia aún le hacía falta algo más de hervor. Aunque lo de publicar rápido tampoco es algo de ahora. Es un mérito más a añadir para quienes estén dispuestas a intentarlo: ser capaz de escribir mucho, aprisa y bien…
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Bona Caballero
Lo de reforzar las propias elecciones previas es un efecto psicológico bastante constatado. Cuando has elegido algo, inconscientemente buscas todas las características que te confirmen que has elegido bien. Por eso el que ha elegido ser de un partido político o un club de fútbol o una creencia de cualquier tipo en su juventud, rara vez cambia, sin importarle los datos objetivos que pongan en evidencia que se equivoca. Al menos, eso es lo que dicen los documentales de la tele.
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