Es un personaje que nos resulta familiar, la femme fatale. Ejemplos de mujeres fatales podemos encontrarlos en la Biblia, Judith decapitando a Holofernes o Salomé despojándose uno a uno de sus siete velos. También lady Macbeth podría ser un buen referente de mujer ambiciosa y manipuladora o la misma encantadora y letal Milady de Winter de Los tres mosqueteros. Pero si hubo una época en la que las mujeres fatales triunfaron, rompieron moldes y tabúes y nos sedujeron a todos con su femineidad, su seguridad en sí mismas y su incuestionable elegancia, fue en la era dorada de Hollywood, entre los años 40 y 50.
La tendencia venía de atrás, con la aparición en los años veinte de las flappers, mujeres liberadas y un tanto descocadas, que fumaban en público, bebían licor, conducían autos y fueron las primeras en acortar las faldas y usar pantalones. La II guerra mundial también contribuyó a que el rol de la mujer cambiase sustancialmente. La incorporación de los hombres a filas hizo que muchas esposas e hijas tuviesen que ocupar sus puestos en fábricas, oficinas u hospitales. Se alentaba a jóvenes y mayores a participar activamente en la industria y circulaban carteles elogiando la contribución femenina, imprescindible para conseguir el éxito de las tropas. Fueron muchas las que descubrieron las ventajas de tener un sueldo digno e independencia para gastarlo. Los empleos tradicionales (servicio doméstico, el trabajo en el campo) apenas daban para subsistir y ayudar mínimamente a la economía familiar.
Pero cuando los hombres retornaron del frente, reclamaron sus puestos de trabajo y a través de la publicidad y los estamentos oficiales volvió a difundirse la idea de la mujer como la perfecta ama de casa, siempre arreglada, siempre sonriente, que vivía para crear un mundo idílico y lleno de comodidades alrededor de los suyos. Esa idea de la mujer, al servicio de... pervivió aún durante bastantes años (y de hecho todavía pervive). Pero hubo otro rol que también consiguió adeptas y que contribuyó a consolidar el perfil de la mujer fuerte, segura de sus capacidades, su atractivo, su poder y su sensualidad. La mujer independiente que no dudaba en provocar a los hombres. La mujer más o menos fatal. Mujeres que abrieron un camino que muchas otras siguieron detrás. Porque, seamos francas, ¿qué resulta más tentador? ¿Pasar la aspiradora o fantasear con quitarse un guante (un único guante) para un público que jalea enfervorizado?
Es innegable que a pesar de su caracterización negativa, su halo fatídico, su doblez, su ambición y lo mal que solían terminar (hubiera sido demasiado escándaloso que saliesen bien paradas), las femmes fatales poseían un atractivo que pocos conseguían eludir. Hollywood tuvo una aportación decisiva en la popularización de ese otro tipo de mujeres. Voluptuosas y muy femeninas, con vestidos que dibujaban al milimetro sus curvas, o de apariencia más ambigua, pero igualmente provocativas y muy sugestivas. Mujeres que marcaron una época. ¿Os apetece que recordemos a algunas de ellas?
Lauren Bacall. Sofisticada y elegante, con sus faldas rectas, su sonrisa ladeada, su ironía mordaz y todo el descaro juvenil de los diecinueve años a los que debutó en la gran pantalla junto a Humphrey Bogart en Tener y no tener. Diálogos llenos de dobles sentidos y provocación en estado puro, conseguida solo arqueando una ceja. Lauren conquistó a Humphrey y a miles de espectadores que la adorararon hasta el final y no perdió nunca ni la clase ni la inteligencia ni su estilosa sobriedad.
Rita Hayworth: La mítica Gilda, la mujer que recibió la bofetada más famosa de la historia del cine (aunque reconozcamos que ella golpeó primero). Era hija de un bailarín español, se casó cinco veces, con Orson Welles y el príncipe Ali Khan, entre otros. El éxito de Gilda siempre la persiguió. Solía decir: Los hombres se acuestan con Gilda y se levantan conmigo. A los cincuenta años enfermó de Alzheimer, pero por aquel entonces la enfermedad no estaba aún reconocida y hasta casi veinte años después no recibió el diagnostico correcto.
Lana Turner: La perfida Cora en El cartero siempre llama dos veces. Lana tuvo una vida tan agitada o más que las de sus películas. Se caso siete veces y tuvo innumerables amantes. Su propia hija, de catorce años, mató a uno de ellos: Johny Spampanato. En el juicio se demostró que Johny maltrataba a ambas. Sus problemas con el alcohol y sus tendencias sadomasoquistas alimentaron a la prensa amarilla durante años, pero Lana sobrevivió a todos los desatres e incluso protagonizó un breve retorno triunfal en los 80 en la serie Falcon Crest.
Bette Davis: No era la más bella, no era la más buena, nunca fue dulce. A Bette Davis no le importó representar papeles de asesina, malvada o manipuladora, No le suponía ingún problema no aparecer favorecida ni hacer de loca desquiciada. Fue siempre valiente, profesional, superó épocas de olvido y siguió trabajando y dando entrevistas hasta sus últimos años. En su epitafio dejó escrito: Lo hizo a la manera difícil.
Marylin Monroe: El icono por excelencia. Su consagración le vino a partir de la película Niagara, en la que interpretaba a una joven esposa deseosa de librarse de su marido. Explosiva y maravillosamente sensual, interpretó como nadie a la rubia ingenua y también, por qué no decirlo, tonta. Marylin, Norma Jean Baker, no solo no era tonta, sino que fue una mujer con una vida dura y muy complicada que junto a la presión de la fama le ocasionó graves problemas emocionales. Abandonada por sus progenitores, víctima de abusos durante de su infancia, Marylin no dudó en posar desnuda ni en divorciarse de su primer marido cuando le exigió elegir entre él o su carrera. Después estuvo casada con Joe Di Maggio y con Arthur Miller (un héroe del beisbol y uno de los mayores dramaturgos de su tiempo) y era vox populi su idilio con el presidente John Kennedy. Todos la amaban, pero Marylin siempre se sintió sola.
Y hay muchas, muchas más: Ava Gardner, Veronika Lake, Gene Tierney... Mujeres bellas e inalcanzables que hicieron que miles de chicas dejaran la seguridad de sus hogares en un vano intento de ser como ellas. Sus circunstancias, en la mayoría de los casos, no fueron sencillas ni envidiables, pero abrieron puertas, derribaron prejuicios, nos hicieron pensar que era legítimo ambicionar otro tipo de vida y que no tenía por qué ser necesariamente malo ser conscientes de nuestros propios deseos o llevar las fantasías a la práctica. Lucharon por sus sueños y nos hicieron soñar con ellas, y demostraron que no siempre necesitamos o queremos ser salvadas, aunque siempre agradecemos que alguien nos ame tal y como somos.
Y por eso y por muchas más cosas, a mí no me importaría parecerme, aunque solo fuese un poco, a ellas.
*Artículo realizado por Marisa Sicilia, autora de Mentiras y sueños, entre otros títulos.
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Comentarios (26)
Archiduquesa
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Carmen Zapico Zapico
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Cristina Sánchez
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Esther Alcaide
Es verdad que muchas tuvieran un final trágico o desafortunado, pero lo importante es lo que su figura pública transmitió y trasmite a muchas personas.
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Esperanza
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eva026
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Rosa Ramos
Por otro lado, me gusta que se hagan artículos como estes en el que se demuestren que siempre ha habido mujeres que querían romper con los estereotipos de la época y conseguir, poco a poco, la igualdad con los hombres.
Muchas Gracias Marisa por compartir esta información con nosotras!
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Olga
Me alegra que se escriban estos artículos de Sabías que...? Y que este nos informe o nos haga recordar que han habido y hay mujeres así me encanta!
Algunas de estas mujeres ya había oído de ellas, pero otras no jejeje Esta tarde me pondré buscar más información.
No hay que olvidar estas cosas! Gracias a aquellos que escriben estas cosas :P
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Mar
Estoy de acuerdo con Marisa y cito algunas de sus frases porque opino igual que ella con respecto a este tipo de mujeres. Admiro a ese tipo de mujeres que además de voluptuosas, provocativas, sugestivas y muy femeninas, eran fuertes, seguras de sus capacidades, su atractivo, su poder y su sensualidad, abrieron puertas, derribaron prejuicios, nos hicieron pensar que era legítimo ambicionar otro tipo de vida y que no tenía por qué ser necesariamente malo ser conscientes de nuestros propios deseos o llevar las fantasías a la práctica. Y que gracias al cine de Hollywood (a la época dorada de los años 40 y 50) cada vez hubo más mujeres a favor de ser independientes económicamente y liberadas sexualmente.
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Rociodc
Para mi Marylin, es el icono de sensualidad, belleza y mujer en toda regla..por desgracia,.con un trágico final. Pero siempre se les recordará, a ella y a todas.
Gracias Marisa.
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cristina c.
Siempre he dicho que es mejor que te llamen mala que ser tonta.
Me encanta Lauren Bacall por no hablar de Bette Davis.
Un artículo estupendo que me ha gustado muchísimo.
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Patriki
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Patriki
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Luciago
También me gustaba mucho Bete Davis, en su papel de malvada y como no, Marylin Monroe, pero no me va mucho ese tipo de mujer.
En relación a la época donde las mujeres empezaron a independizarse, he leído bastante acerca de ese periodo, y, me encanta, las ensalzo y las admiro.
Muchas gracias, he disfrutado leyendolo.
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Lady Petunia
Cambiando de femme fatales a iconos del glamour, pop art, y corrientes artisticas.
Articulo muy interesante, gracias.
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Jorge Casasaltas
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María Arca
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Maribel
Muchas tuvieron vidas complicadas, pero fueron valientes ,y abrieron camino para ver hasta donde se puede llegar aunque supongo que no lo tuvieron fácil, y menos en épocas tan machistas.
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Mara Oliver
Yo me quito el sombrero ante todas esas femme fatales y ante mi Marisa Sicilia que las da vida en sus novelas con maestría.
Te quiero, amiga. Si me necesitas, silba ;)
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romantica -86
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Malory
Os lo copio tal cual me lo ha puesto Alberto:
"Sabías que ese mítico vestido de Gilda, que es el más famoso y sexy de la historia del cine y puede que de la historia de la humanidad está hecho para esconder una cosa? Tiene un drapeado delantero que oculta que la actriz estaba embarazada."
Posiblemente os parezca una tontería, pero a mí es que este tipo de cosillas me encantan :)
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Silvia77
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Samantha Kerr
Besos y gracias por este precioso articulo :)
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Montse
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Malory
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Roxana
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