Un marqués de fábula

Crítica realizada por Merche

Felipe Aldana, como primera impresión, puede resultar un tipo engreído y pomposo si te has leído una novela anterior, La diosa de mi tormento, donde aparece. Aquí ha cambiado, no es el marqués de antes, sino un hombre más sensible y cariñoso. Y hasta te sienta mal saber que en Madrid, Catalina le ha dado calabazas. Catalina, simplemente, le ha dicho que no quiere saber nada de casarse con él.

Como en muchas novelas de romance, el protagonista tiene que casarse, y en este caso una de las causas es la hija, una pequeña deliciosa para la que quiere una buena madre. Aunque también tiene que ver que se está quedando sin dinero y el que aporta una heredera le vendrá de cine. Tópico y típico, sí, pero es el argumento.

Lo que me ha resultado gracioso es que pida ayuda a unos amigos para que le busquen una mujer para convertirla en su marquesa. La tarea recae sobre Juan de Velasco y su esposa, así que empiezan a pensar en las candidatas.
Por otro lado, tenemos a la protagonista de la novela, Ángela. Ella es la niñera de Marianita, adora a la criatura y, por si fuera poco, lleva mucho tiempo enamorada del padre. Pero no es más que una niñera, no puede soñar con llegar a tener alguna relación con él. Este personaje me ha gustado por su ternura y por su frescura, apenas conocerla ya te cae bien.

La novela es corta, demasiado corta para mi gusto, no llega ni a las de esas antiguas novelas de bolsillo y la pondría más en relato corto que en novela. Pero se lee con facilidad, tiene frescura y se pasa un buen rato.

A pesar de lo corta que es, nos enseña cómo el marqués aprende a ver las cosas desde distinto prisma, se hace mejor persona y te llega al corazón.