Joseph Mortimer Granville es un joven doctor en medicina en plena Inglaterra Victoriana de 1880. Granville ha tenido múltiples empleos en el último año de los cuales ha sido despedido de todos, principalmente por sus discrepancias de opinión y su metodología de trabajo llamada "medicina sin gérmenes". En plena edad de los inventos científicos, muchos doctores siguen empleando sangrías y tratamientos típicos de la oscura Edad Media.
Tras su último despido, Granville consigue un empleo en una consulta privada, dirigida por el Dr. Dalrymple especialista en Histeria femenina. El Dr. Dalrymple se ve asediado en su consulta por la gran cantidad de pacientes que tiene que visitar diariamente, en una enfermedad que cada día asola a mayor cantidad de mujeres inglesas. El Dr. Dalrymple ha inventado un tratamiento para los casos más leves, que consiste en masajes pélvicos manuales, al que las enfermas se han de someter periódicamente. Desbordado por la gran cantidad de pacientes decide contratar al joven y vigoroso Granville, al que además da alojamiento en su propio hogar.
Es así como Mortimer comienza su andadura como doctor en la enfermedad de la mujer, además de conocer a las dos hijas de su empleador. Charlotte y Emily. Mientras la joven Emily es el ideal de la joven victoriana, sumisa, dulce, silenciosa y una virtuosa del piano. Charlotte es completamente salvaje, enloquecedora y poco apropiada. Mientras Emily dirige la casa de su padre como una obediente hija. Charlotte trabaja en un hospicio, dando clases a niños pobres, cuidando enfermos, y alimentando a los más necesitados. Naturalmente las discusiones con un padre conservador están a la orden del día.
Debido a la gran cantidad de trabajo y a las horas que dedica a "satisfacer" los síntomas de sus pacientes, Mortimer acaba con una lesión en la mano derecha que le impide realizar completamente su trabajo, a raíz de lo cual es despedido. Expulsado del hogar del Dr Dalrymple además de perder a la joven Emily con la cual ha acabado por prometerse de la manera más fría y profesional imaginable.
Granville acude a su amigo Edmund St John-Smithe, un aristócrata disoluto, fascinado por los nuevos inventos sobre todo el teléfono y los aparatos eléctricos. Mientras los dos amigos charlan sobre el futuro desalentador de Mortimer, este acciona de manera casual el último invento de Edmund, el plumero eléctrico. La vibración del aparato provoca en la mano herida de Mortimer una inmensa y placentera sensación y eso lleva a ambos a relacionar el problema de Granville con los masajes pélvicos y la vibración mecánica. Dando paso a un invento innovador el estimulador o vibrador femenino.
Pero antes de ponerlo en práctica han de probarlo en un sujeto de estudio, y descubrir si los efectos que ellos suponen realmente llegan a provocar el paroxismo necesario en el tratamiento de la Histeria, y el sujeto se persona en la criada ex-prostituta del Dr. Dalrymple.
El objeto cumple ampliamente sus expectativas, y no tarda mucho tiempo en colapsar la consulta del Dr. Al mismo tiempo la tensión existente entre Granville y Charlotte se va incrementando, a medida que ambos chocan y no solo verbalmente, sino también de forma física, y la atracción entre ellos se dispara.